miércoles, 3 de agosto de 2011

Incontables Cuentos. El Octavo.

La Reserva Hopi. Dentro de la Reserva Diné. La primera vez fuí a acampar al desierto invitado por un Jerry. Esperaba tener una experiencia mística y sólo me cagué de frío con la luna para variar riéndose de mí. En el Centro Cultural una Hopi me preguntó adónde vas. "No sé". Quedate, me dijo. Nos invitaron a una ceremonia de kachinas. Creí que era otro evento turístico, pero no, éramos los únicos blanquitos. Otro día te cuento ésto.

Las kachinas son espíritus de la naturaleza, como Pan, la versión griega de Aión, el precursor del culto a Jesús. Ves? Todo está relacionado. Aunque me cuesta ver en el Cristianismo un amor por la naturaleza como lo tienen los Hopis, como lo tienen los nativos originales de las Américas. Aquí aceptaron al Jesús por la idea de sacrificio. El individuo se sacrifica por su sociedad. Una idea que no pega en el individualismo de masas rampante. Me fuí de tema.

A mi kachina, el espíritu que me guía, la encontré por azar. Es Paqua, la rana. Es el Espíritu de la Lluvia. Bien poderoso en el desierto. A la de Juli la busqué mucho tiempo, buscaba una mariposa, pero no encontré una que me hiciera vibrar. Debe ser un espíritu importante, tiene su propia ceremonia anual. Pocas la tienen. Ni idea de qué representa la mariposa para los Hopis. Ni de qué se trata la ceremonia. Seguramente los que representan la ceremonia se disfrazan de mariposas. Cuesta imaginarlo. Cientos de Hopis disfrazados de mariposa danzando por horas y horas. Cuesta imaginarlo.

Fuí al Centro Hopi como guía de un grupo de 9 peronas que me pidieron pasar la noche en Monument Valley, en la Reserva Diné. Paramos en el Centro Hopi como parte del tour. Busqué nuevamente la mariposa allí. Nada que me moviera un pelo. Salí al parking y vi a un Hopi vendiendo cacharros y artesanías. Me acerqué y la vi. Una mariposa de madera delgada, grande, con un hueco donde calzar la cabeza. Una máscara de la ceremonia de la kachina mariposa. Celeste. Sin dudas, la compro. Estoy feliz. La encontré.
Fumamos y charlamos con el Hopi. Le pregunto, al pasar, cuál es el siginificado de la ceremonia de la mariposa.
 Me mira inexpresivo y me pregunta: "Usted tiene una hija?"
Congelo. Nos miramos ojo a ojo. El, suave, inexpresivo. Digo: "Está muerta".
Su mirada no cambia. Yo bajo la mía. Los dos sabemos que mentí.

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