martes, 12 de julio de 2011

Puterío.

El hospedaje se llama Hotel California. Van y vienen personajes. Viajantes de México. Viajeros del mundo. Una parejita de australianos. Algunos franceses solitarios. Un charlatán de Quebec que se dedica a buscar espectáculos porno en extremo y en vivo. Mis amigos rusitos que conocí en el hostel de Phoenix. Ella es rubia y menuda y femenina. El, morocho, hosco y con rasgos mongoles. Cómo pueden ser tan distintos y tan rusos los dos? Están viajando para encontrar su lugar en el mundo. El, (alguien cree todavía en casualidades?) era publicitario en JWT y ahora se dedica a escribir. Uy, un Ivancito. Pero éste se llama Evgeny. Y ella Katja.
Para confundir aún más a los locales, decimos que ella es mi novia y él mi hijo. Qué lindo cuando alguien se prende a mis fantasías.
Una noche nos cae al hotel un extraño trío. Una chica y dos tipos. Hablan francés. Pero acentos varios que no pesco. Ella es muy atractiva, veintipico, pollerita corta y escote dadivoso. Tiene soltura en el cuerpo, pasa y muestra como si no estuviéramos ahí. Se me van los ojos y yo los dejo que se diviertan.
Los otros son uno muy flaquito y un gordito muy gordito. Los tres cierran un círculo y no dejan entrar a nadie. Duermen juntos. Rampante mi curiosidad.


La segunda noche abordo. Pregunto en francés. Ella, Emi, es quebequoise, el flaquito Sebi, francés. El gordito Eli, belga. A poco me huelen los dos hombres a no tanto. Muy amanerados. Y ella? Nos quedamos charlando un rato. Mienten que se conocen del barrio y que redepente se juntaron para viajar. Los machos se van y me dejan solo con Emi sentada frente a mí. Usa pollerita negra y bombacha idem. Concentrate Ivan en lo que te cuenta! Y lo que cuenta es más interesante que el triangulito de bombacha que no deja de chiflarme.

Le pregunto con toda inocencia e inconsecuencia a qué se dedica. Por preguntar algo, bah. Por no decir "vamos a reventar la noche", o "qué lindos ojos verdes tenés" o "esa bombachita negra me mira".
"Sex worker" me dice. Se entiende? "Trabajadora del sexo". Qué forma tan anglo y politically correct de decir, a saber: slut, bitch, whore, prostitute, prostituta, puta, yiro, trola, putain, pute, putana.... (acá el lector puede completar con su propia cosecha de términos). Claro, políticamente correcto y sexualmente incorrecto. Ninguna mina que se me presente así está interesada en tener algo conmigo. Ni siquiera por oficio. Pero yo, por oficio de escritor, tengo sí interés y ya el triangulito es sólo un pedazo de tela.

Emi empezó a los 17, edad canadiense de cojer sin riesgo de violación o estupro para el cliente. "Por dinero?" Sí, sólo por el dinero que necesitaba para financiar la universidad. Como escort. Al poco tiempo tenía su propia agencia de escorts. Pero al cabo vendió su cartera de clientes para dedicarse con más tiempo a su trabajo en Stella. "Qué es Stella?" Una ong que se dedica a velar por los intereses de los trabajadores del sexo. Emi es la Directora General. Stella recibe dinero del gobierno federal para sus actividades. Una de las cuales es lobbying para legalizar la prostitución en Canadá. O sea que el gobierno financia una organización de actividades ilegales. Eso es típico de la herencia sajona de Canadá.

Miro bien a Emi. Puta qué energía tiene. No me gusta, aunque es bella. Pero tiene un rictus serio, las cejas depiladas en diagonal al entrecejo, que le dan un aire de enojo. Le fue muy bien como dominatrix, claro. Al final de la noche descubro que también Sebi y Eli están en actividades parecidas. Cuesta creerlo. El gordito y el flaquito están más como para pagar que cobrar.
"Te enamoraste de algún cliente?", pregunta obvia y pelotuda, pero bueno, mi tema al cabo es el amor. Tuvo un sugar daddy por siete años hasta que la esposa echó todo a perder. Y estuvo casada nueve meses...
"Y tu familia?" La hermana es colega. El papá es alcohólico pero buen tipo. Sabe lo de ellas y les hace pata. De la mamá no habla.

Me voy a dormir pensando:
"Podría tener sexo con ella?"
"Me cobraría o pudiera ser que ella tuviera onda (en mis sueños, ja!) conmigo?"
"Podría ser yo su nuevo sugar daddy? Cuánto costará?"
"No puedo seguir diciendo "sex worker". Me siento hipócrita".

A la mañana le hago café y le digo eso, que no puedo llamar sex worker a su oficio. Soy escritor y eso suena horrible. Ella comprende, como comprendo yo que las otras denominaciones son insultos.
"Sabés? En la Argentina tenemos un nombre que no es insulto. Gato".
Le gusta. El gato Emi. Emi le chat. Oui, oui, je l'aime.
Lllevo al trío a la playa de Balandra. Emi se sienta adelante, buena señal, pero delante de sus camaradas se comporta indiferente. Los dejo en la playa y ella me tira unos gratos besos voladores.
A la tarde los sorprendo y los voy a buscar. Vamos cerca a comer algo. Trato de no enroscarme con Emi. Entonces Sebi empieza a creer que la cosa es con él. A propósito, me doy cuenta de que Sebi sí debe ser un sex worker, casi más bulto que slip.  El gordito Eli está en otra y es francamente desagradable. No me dejan pagar el almuerzo y me invitan a cenar a la noche.
La cena estuvo bien, salvo los ataques de cariño de Sebi hacía mí. Es un tipo muy educado, interesante y yo le demuestro respeto y trato cordial que él se toma para el churrete. Qué se le va a hacer.

Al otro día nos despedimos. Quedamos en encontrarnos a acampar en Cabo Pulmo el finde, pero yo sé que no voy a ir. Mis probabilidades con Emi son bajas, y con Sebi vienen creciendo al punto de incomodarme. Esa noche googleo a Emi. Es una celebridad en Canadá. La fama, el sexo y el dinero. Habrá trío más lejano a mi espíritu?