miércoles, 20 de julio de 2011

La Princesa y el Asesino. (Tercera parte).

El Diario de un Soñador. Así se llama el libro que está escribiendo Edy. Le pido que me lo muestre y se le encienden los ojos de niño. Trae una pila de cuadernos, hojas sueltas y hasta un rollo de varios metros, todos a pulso por él. Ahí están sus experiencias, sus sueños, sus ideas políticas. Escribe y escribe un testamento que sólo tendrá algún valor cuando lo maten. Los aztecas creen que no importa como vivas, sino como mueres. A cada muerte le corresponde un distinto paraíso, no sé de infiernos aztecas. Quizá es éste nuestro infierno. Quizá, como me dijo un rabino ortodoxo, los muertos somos nosotros. No puedo pensar en una muerte tranquila y vieja para Edy. Es un héroe, y los héroes van hacia la muerte a sabiendas y con coraje. Como lo supo Jesús, como lo dijo Martín Luther King, como más de un terrorista, como el Che, como nos dijo Julieta una semana antes de morir: "Sé que me juego la vida, pero tengo que hacer lo que tengo que hacer". Nosotros, los cobardes, hablamos, opinamos, tomamos partido. Pero quién está dispuesto a poner la vida en juego en ello? Pocos, muy pocos. Los héroes.

En medio de los escritos del soñador encuentro una carta de amor. De amor a Beti. Este hombre que habla con el corazón me llena el corazón con su amor. La noche anterior a solas Beti me dijo que se iba sola a Grecia a conseguirse un griego. Quizá sea lo mejor. Detrás de un gran hombre siempre encuentro a una gran mujer que no luce pero sostiene. A Beti sólo le interesa la noche, el alcohol, la droga y la fiesta.

Al partir, Edy me regala un buen mapa, casualidad (?) que abarca exclusivamente el área entre La Paz y Tortugas. Y un bastón tallado, creo que chino. Ahora tengo un bastón diné y uno chino. Hace mucho tiempo, los Registros Akáshicos me dijeron que fuí nativo de Norteamérica y también chino en pasadas vidas. Será que estos bastones volvieron a mí? Al partir, quiero darle algo a Edy. Algo de mi propia heroína. Veo la llamita jujeña de Juli y los dados asienten. La llama que llama. Que llama a la muerte. Esto es de Juli, te deseo Edy una buena muerte y que cuando te llame, te reciba Juli con su Gioconda sonrisa.

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