domingo, 12 de enero de 2014

El alte de ablazal.

Jenny es chinita. Digo, como todas las que conozco, chiquita. Pero tiene 30 y pico y ese cutis insoleado que desconcierta a los estupradores. Llega y misteria La Malfatta. Yo busco almas y esta es figurita difícil de descubrir. Habla inglés, apenas correcto. Busco charlar, se escapa. Apenas le saco algo de info, que nació y se crió en China continental, que el padre vivía en Hong Kong y visitaba a la madre un par de veces al año, que finalmente lograron la visa para reunir a la familia en Hong Kong, y al cabo, el padre no era nada de lo que decía, en especial en lo económico, que al fin los padres se separaron y el se juntó con una pendeja y murió, hace un año. Bueno, ahora que leo, no es poco lo que saqué. Olfateo que "padre" es un tema por el que puedo ablandarla para abordarla. Mi tema, ja. Lo llamo "energía solar". Es algo paternal que tengo y no porque sea un deshijado. Las chicas se abren a mí y me descubren la maravilla que puede ser una mujer cuando no siente que hay sexo sobre la mesa. No es que no lo haya, en realidad, pero improbable y al cabo me interesan más las almas, con acento en "las".
Alguien tan extraño y ajeno me inquieta. Por ahí los chinos no son humanos. O yo no lo soy. Digo, no conozco amor más profundo que el de dos extraños que se abrazan. Y me ocurrió varias veces, en especial en Arizona, con los nativos.
Con un poco de paciencia me entero, a través de mis amigas espías de que en realidad es casada, por conveniencia o arreglo familiar, que trabajó en Australia con el marido, pero él se volvió a Hong Kong y ella quería conocer Latinoamérica. Me sorprende, alguna vez le pregunté si había tenido un gran amor. Nadie, me dijo. También me confesó que fantaseaba con un amante colombiano. "No, argentino, no", me contestó. Y bueno, se lo pierde, y sospecho que me ahorré un mal momento. También me entero de que muchas chinas ricas van a Tailandia a aprender de las putas a cojer. Bah, a complacer a un hombre. Parece que el orgasmo femenino sigue siendo un lujo para pocas.

Un día la acorralo en la mesa. Le hablo de mis tragedias, del amor y la muerte, este par complementario ya lo he vivido, chica sin padre, hombre sin hija. De pronto estalla en llanto. "Ahora", me dije. Me levanté y la abracé. No podía parar de llorar, la Jenny. Y me chocó que, desbordada como estaba, estaba más dura que un poste. No sabía abrazar. No tenía ni idea de lo que era ser abrazada. Ma que sexo, esta chica nunca conoció lo más esencial del afecto.

No hay coincidencias y por eso llega en esos días Dani. Dani tiene 19 dulces años. Es amiga desde Salta el año pasado. Dani tiene candor virginal, y no es metáfora. Una noche, ajeno y enchufado a cigarrillo y compu, me asombro de ver a Dani haciendo un show teatral. Camina, hace gestos y replica distintos encuentros callejeros. Con un desconocido, con un amigo, con una amiga, con un amorcito. Todos imaginarios. Hace parar a Jenny y ocupar el lugar de estos imaginarios. Le está enseñando a saludar con un abrazo. Es comiquísimo, pero Jenny se presta sin chistar. Ay, esta chiquita Dani tiene alma anciana, de las que me gustan.

Hay abrazos que te dejan marcada la sensación en el cuerpo. Como el primero que le dí a papá, cuando yo ya tenía treinta y pico. Como el que me dieron dos navajos desconocidos cuando volví a Flagstaff. Como el de Jenny-poste, pero más como el dulce y agradecido y largo abrazo de despedida que me dejó Jenny.

1 comentario:

  1. No tenía ni idea de lo que era ser abrazada... me ha impactado...!una pèna! espero que descubra en la Malfata otras cosas!besos ivan! cuidate y te hecho de menos!! me encanta cuando hablas de Flagstaff!!! fue una buena epoca esa!

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