Huimos del calor de La Paz. Cuarenta grados y ochenta de humedad. A la noche sin aire acondicionado le pongo agua a mi cuerpo y me tiro mojado a la cama. El refresco dura un refresco y vuelta a pasar los huevos y el resto por agua. Mi humor empeora y ya no ando en bici, ni nado en esa sopa que ahora es el Mar de Cortés, ni nada. Huimos de La Paz. La Internet dice que el único lugar fresco en Baja California Sur es Bahía de Tortugas, donde la máxima equivale a la mínima en La Paz. La Paz os doy, yo me rajo a Tortugas.
Son setecientos kilómetros, a mitad de camino palmo y busco un lugar para pasar la noche. Encuentro un hotel con su playita. Todavía Mar de Cortés, todavía calor insufrible, pero estoy cansado. El hotel está desierto. Encontramos a los dueños y hacemos un arreglo por la noche, pero no hay aire acondicionado. Otra vez sopa (de Cortés). Nos invitan a cenar y charlando charlando conocemos a los anfitriones, Beti y Edy.
Beti puede que sea sesentona coqueta o cuarentona desgastada, pelo rubio Preference, muy tostada, bajita, tanga que cuelga de un culo que da lástima. Botox aplicado con generosidad, las cejas trazadas con lápiz bordó. Edy cuarentón, morocho bigote mexicano, lampiño, sonrisa blanca y permanente. Buen lomo, cuidado.
Beti es hermana de un tipo de guita en Tijuana. Se vinieron a vivir al hotel de su hermano después que pasó lo que pasó hace dos años.
Hace tiempo que no veo informativos ni creo lo que me dicen que dicen los medios, y esta es la primera vez que tengo info de primera mano. Paso a relatar.
Beti target de secuestro pero los guardaespaldas no le duraban. Se sabe, fiestera es, al cabo se cansaba de ellos y que pase el que sigue. En una cae Edi, y con éste sí, hay amor y lleva años. A Beti le sigue gustando la noche y una noche en un bar, mientras Edi se fue a hacer pis, a Beti le dicen que afuera tiene un llamado del doctor del Botox, ridículo señuelo que ella muerde, asoma la cabeza y recibe tremenda piña y paseo apresurado en brazos de secuestradores. Edy se da cuenta de que algo pasa, corta el chorro y sale, supongo que con la bragueta abierta, al rescate de su amada. La rescata, desmayada pero salva. A los malandras los salva también de todo proceso jurídico. Los limpia, los despena, bah, los mata a todos. La muerte es el negocio de Edy y él es impecable.
La muerte es la reina de Tijuana. Nos cuentan de balaceras y asesinatos cotidianos. De primera mano, vistos con los ojos de mis anfitriones. Por dinero, por drogas, por una mina, porque es así. "La vida no vale nada, no vale nada la vida". Los aztecas creían que no importaba cómo vivieras, pero sí cómo murieras. Para cada tipo de muerte tenían su paraíso/infierno específico. Los mexicanos han ampliado notablemente la cantidad de ámbitos post-mortem.
Me voy a dormir con cierta inquietud y un montón de calor. No hay ducha que me enfríe, da lo mismo la de la derecha o la de la izquierda, ambas salen calientes.
Me subo a la Julia, la pongo contra la orilla del mar, aire acondicionado bajito con motor encendido, música suave y puede que mañana tenga batería, puede que no. Puede que el motor se recaliente, como puede que no. Puede que esta noche vengan a secuestrar a Beti o a ajustar cuentas con Edy, pero puede que no y yo ya no doy más del sueño y mañana no es ahora. La Julia está fresquita y me arrulla con una canción de Juli: Io con te, partiró... ¿Qué muerte me espera? La que yo espero es la que me lleve a unirme a ella. Per secula seculorum.
wow! Qué aventuraa... es increíble lo que te animas a vivir ,que es buenisimo ,pero por otro lado me daría miedo o no se cómo llamarlo...el estar hablando con personas que juegan con la muerte o siempre estan o estuvieron al filo de pasar a otro rumbo...es como que se me pondría la piel de gallina, ya que es un aspecto q aun no conozco... Anonadada!
ResponderEliminarBueno, el miedo está en la cabeza y el coraje en el corazón. Yo soy un cobarde que busca redención. Una Maestro me dijo: lo que vence al miedo es la Santa Fé. Cuando Juli murió en Santa Fé el peor de mis miedos se hizo realidad y ya no tuve miedo. Y yo también me deseo una buena muerte...
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